MAMÁS PRIMERIZAS: LACTANCIA MATERNA Y SALUD MENTAL

by Bilateral Magazine

¿Por dónde empezar?

Una mamá o papá informado vale por dos, así que los cursos psicoprofilácticos, cursos de preparación al nacimiento y talleres de lactancia o de cuidados del recién nacido precisamente nos ayudan a guiarnos con información basada en evidencia científica y por profesionales capacitados en el tema; esto nos brinda seguridad al momento de tomar una decisión acerca de la lactancia y también nos ayuda a contar con una red de apoyo, la cual es indispensable al momento de recibir a un nuevo ser humano. Es de vital importancia conocer los beneficios que esta brinda para tener una opinión informada. Actualmente la Organización Panamericana de la Salud lanzó una campaña de lactancia llamada “Amamantar: amor y salud para siempre”; se le dio este nombre ya que la lactancia materna es única, y sus beneficios impactan tanto en la salud de la madre como en la del bebé.

Beneficios de la leche materna para los bebés

Gracias a las inmunoglobulinas que contiene la leche materna protege a los bebés contra la neumonía, la diarrea, las infecciones del oído y el asma, entre otras enfermedades. Amamantar inmediatamente después del nacimiento es crucial para el sistema inmunitario del recién nacido que aún no está del todo maduro. Por ello se le denomina a la lactancia materna como “la primera vacuna”.

¿Cómo comenzar la lactancia?

Comenzamos en el hospital o lugar de nacimiento, acercando al bebé al pecho durante los primeros minutos de nacido haciendo contacto piel a piel sin interrupción. Posteriormente es necesario iniciar el amamantar durante la primera hora de nacido, al menos de 8 a 12 veces durante las primeras 24 horas. Esto le va ayudar a tener suficiente leche.

La primera leche (calostro) u oro líquido que también le llaman, está cargada de anticuerpos que ayudan a su bebé a protegerse de las enfermedades, hay que recordar que como único ser vivo que se termina de desarrollar fuera del útero es indispensable la leche materna para proteger su sistema inmunológico y su flora intestinal. 

Tu leche es el alimento perfecto para tu bebé, aun cuando los primeros días parezca que no es suficiente. Al principio, el estómago del bebé es muy pequeño (solo del tamaño de una canica) y se llena con 1 o 2 cucharaditas, por eso no necesitan mucho. Saber esto, nos brinda calma, porque se tiene la creencia que en cuanto nace el bebé saldrán grandes cantidades de leche y esto es un mito que puede crear estrés y frustración, al punto de abandonar la lactancia, situación en la que muchas mujeres se enfrentan cuando nace su bebé, principalmente porque hay cierta idealización de lo que debe ser el posparto e inicio de la lactancia.

Pero es importante tener paciencia contigo misma, ya que toma tiempo para ti y tu bebé que se adapten a esta nueva vida junta. Conocerse implica aprender a leer las señales tempranas de hambre ya que esto nos permite anticipar el llanto intenso y por lo tanto prevenir fuertes succiones que lastiman la mama. 

A continuación, te describiré los tres tipos de señales tempranas de hambre:
  • En las señales tempranas el bebé se comienza a mover, abre mucho la boca y mueve la cabeza de un lado a otro buscando el pecho (acaricia su mejilla con tu dedo, seguramente volteará y abrirá su boquita).
  • Las señales intermedias son más movimientos, se estira, abre la boca y lleva sus manos a la cara, llevando la mano a su boca. 
  • En las señales tardías de hambre el bebé llora, hace movimientos mucho más agitados y se pone rojo, en este momento el bebé se encuentra desesperado y es importante calmar primero el llanto, arrullándole, poniéndolo en el pecho, hablándole en un tono suave y acariciándole, después de calmarlo, le alimentamos. 

Beneficios de la leche materna para las mamás

Expertas del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal mencionan que la lactancia materna está dirigida por neurohomonas producidas en el cerebro de la madre que, además de leche, producen cambios en el psiquismo y en la conducta materna para facilitar la lactancia y favorecer la crianza.

La Dra. Ibone Olza, psiquiatra perinatal y directora del instituto sostiene, “Amamantar con dolor deprime, y si la madre está deprimida es muy probable que tenga dificultades con la lactancia”

Amamantar, al igual que parir, es un evento neurohormonal dirigido por la oxitocina y la prolactina producidas en el cerebro de la madre y hormonas que influyen y modifican algunos de los circuitos cerebrales que participan en el fortalecimiento de los afectos y el vínculo. En el caso de las mujeres con depresión, esta enfermedad mental provoca que la madre que amamanta interprete la realidad de forma negativa y constantemente piense que su leche no va a ser suficiente, se obsesione pensando que el bebé no gana peso adecuadamente o que ella no será una buena madre.

“La depresión es como llevar unas gafas que hacen que todo se vea negro. El agotamiento suele ser enorme y la fatiga uno de los primeros síntomas de esa depresión posparto. Además, con la depresión se pierde la capacidad de disfrutar de la lactancia, con lo que se convierte en un esfuerzo enorme y agotador”, argumenta Olza.

Por otro lado, cuando la lactancia va bien, ésta ayuda a mejorar la relación con el propio cuerpo y la autoestima de la madre y en el bebé se garantizan sus principales necesidades de protección y supervivencia a través del contacto, del cual se genera un vínculo afectivo profundo que contribuye a que el bebé se sienta cuidado y querido. 

Idealización del posparto 

Psiquiatras especialistas en psicología perinatal han explicado que muchas de las dificultades en la lactancia provienen concretamente de esos partos traumáticos, de la separación temprana del bebé, del abuso de antibióticos, así como factores de índole social como la preocupación por el aspecto físico, soledad o perfeccionismo. En general, durante el embarazo pocas mujeres imaginan lo difícil que puede ser el inicio de la lactancia, casi no se habla sobre ella, sino que toda la atención se centra en el parto y se idealiza el posparto. Así que cuando el inicio es doloroso, cuando el bebé no logra engancharse o no para de llorar muchas mujeres se sienten desconcertadas. 

“El sentimiento de culpa suele ser terrible, muchas madres expresan que pensaban que amamantar sería una experiencia ideal y ante las dificultades piensan que son ellas las que deben de estar haciendo algo mal, y con esto ya tenemos el círculo vicioso de la culpa y la depresión instaurado, lo que lleva a muchas madres a que tengan que dejar la lactancia con enorme pena y sensación de fracaso” menciona la psiquiatra Ibone Olza.

Sin embargo, hay que recalcar que cuando una madre no logra amamantar como quería “lo que está fallando es el sistema completo” y no ella como mamá. Por esa razón se considera imprescindible que los profesionales de la salud que atienden a madres lactantes tengan conocimientos en psicología perinatal y puedan detectar o derivar los casos donde esté ocurriendo algún problema, y de esta manera acompañar a mamá de manera respetuosa, sensible a sus necesidades físicas y emocionales, las cuales finalmente impactarán en su lactancia y vínculo con el bebé. 

Escrito por Fer Oregel

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