Te invito a que hagas una pausa en tu vida justo en este momento y te cuestiones ¿a qué viniste al mundo? ¿cuál es tu propósito de vida? Quizás alguna vez te lo has preguntado, pero lo has dejado a un lado. Estoy convencido de que todos tenemos virtudes y talentos que vinimos a desarrollar en este mundo, pero estamos atorados en el ritmo del día a día, en nuestro trabajo o nuestra escuela, seguramente en una rutina que no nos apasiona, que no nos reta o que no nos gusta, porque simplemente no es a lo que vinimos a hacer a este mundo y eso nos hace sobrevivir, pero no vivir, ni disfrutar, ni trascender.
¿Y cómo logramos descubrirnos? Olvidemos por un instante los problemas económicos, quitemos de nuestra mente las deudas y todas esas cuentas que tenemos por pagar. Reflexionemos ¿si el dinero no fuera problema a qué te dedicarías? ¿qué estarías haciendo de tu vida? ¿en qué eres realmente bueno? No te sientas arrogante ni soberbio por contestarlo, solo sé honesto ¿en qué eres mejor que los demás? ¿en qué destacas? ¿que se te facilita hacer? Y si tu mente aún no se abre, hazle estas mismas preguntas a tus seres queridos, que te ayuden a descubrirte, pregúntales qué cualidades principales ven en ti, que te ayuden a saber en qué sobresales.
Cuando lo tengas perfectamente identificado no debes dejar de pasar más tiempo, debes trabajar en ello, enfócate en llevarlo a la excelencia, ya sea en tu trabajo o como emprendedor, esfuérzate en desarrollar tus virtudes al más alto nivel, estoy seguro que no te costará trabajo porque eso es lo que viniste a hacer al mundo y es lo que te apasiona y por ello te llevará a sacar la mejor versión de ti.
Escrito por Fernando S. Zea
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